La imaginación del mundo prehispánico en las cuatro Escuelas en Bellas Artes permitió primero, la invención de una Antigüedad nacional y segundo, una suerte de realismo científico que legitimizó estas imágenes como autoctonamente nacionales6. A. T. Arai desarrolló en aquella época una visión sobre el futuro de la nueva arquitectura mexicana a partir de la invención de una teoría de la resistencia del Yo autóctono mexicano. Siendo ambas mexicanas, debe quedar claro que una representa a un imaginario español y la otra a un imaginario indígena. El objetivo del siguiente estudio fue examinar las relaciones entre identidad étnica y autoestima en indígenas y mestizos de Chiapas. No pocas voces latinoamericanas de la arquitectura actual defienden el regionalismo, el localismo, la cultura vernácula o los patrimonios tangibles e intangibles a partir de argumentos históricos ultranacionalistas que hacen manifiesta la «inmensa tautología» que hay detrás de la intolerancia de estos discursos profundamente racistas. Pensamiento y destino de la Ciudad Universitaria (1952), México, Editorial Porrúa, 1983. 3Carlos Pellicer, en los años veinte, tenía un nombre para esta imagen ; la llamó «la mexicanización de México»2. 4Pero esta historia pulcra que hace caso omiso de la invención del mestizaje, se imagina usando con exceso la idea historiográfica de los años cincuenta de que hay periodos de una búsqueda de identidad. A. E. Molina establece que las razas blancas pueden considerarse superiores a las indígenas por la mayor eficacia de su acción, a la vez que las indígenas son superiores por la mayor eficacia de su resistencia. 5 Ensayo de una historia anecdótica de México (Roa Barcena), Historia general de América (Pi y Margall) y también dos crónicas del diceciseis La verdadera historia de la conquista de la Nueva España (Bernal Díaz del Castillo) y Crónica Mexicayotl (Alvarado Tezozomoc). Resumen. CHÁVEZ Ezequiel, «La sensibilidad del mexicano», en Roger Bartra, Anatomía del mexicano, Random House, 2007, p. 25-45. No estamos colocando la primera piedra del primer edificio de la Ciudad Universitaria estamos colocando una piedra más en la ferviente construcción de nuestro México. (Chavez, 2007: 28) E. Chávez considera que la población mayoritaria es indígena, pero cualitativamente la rectoría cultural de la nación recae en los mestizos superiores, ya que considera que hay mestizos vulgares, y los «descendientes directos y sin mezcla de los extranjeros». Los historiadores de la arquitectura, sin embargo, tenían un problema con el origen de la forma mestiza. (Arai, 1952: 28-29), 5En Caminos, hay ecos de la teoría de Andrés Enríquez Molina (1909) que se fundamenta en que las razas humanas, a lo largo de su formación, mejoran paulatinamente en la eficacia de su acción y de su resistencia de tal modo que aquellas que alcanzan un grado más adelantado de su desenvolvimiento adquieren una superioridad evidente. Tendrían que surgir los argumentos para explicar no la acción misma de la destrucción, sino la voluntad historiográfica de no conservar; asumir la incapacidad para generar una memoria incluyente de imaginarios ajenos al relato oficial, pero que siempre figuran en las defunciones patrimoniales. Ocurrió un proceso de sustituciones graduales, que se realizaron con más facilidad y prontitud de afuera hacia adentro, respecto a la serie de círculos concéntricos que constituían la vida cultural que rodeaba al indígena. (Mariscal, 2003 : 56-57). Es así que al escribir este párrafo he tenido más en mente el imaginario pictórico que el arquitectónico. Lo que nos anticipa que en buena medida el surgimiento de la mestizofilia y la segregación de indios a partir de esto, va unido a la integración del campo al territorio nacional. Ahora bien, ¿qué identidad es la que se ha extraviado? 8Sí, pero no como la única forma espacial representativa del carácter nacional. Este discurso identitario al interior de las historias finiseculares, y me atravería a decir que es un caso particularmente latinoamericano, choca visiblemente con la facilidad contemporánea con la que se acepta en la región la invención del origen del Movimiento Moderno internacional. PELLICER Carlos, «El pintor Diego Rivera», en Azulejos, agosto 1923. DE ANDA Enrique X., La arquitectura de la Revolución mexicana, México, UNAM, 1990. (Manrique, 1994: 199) En esta historia pulcra que cree escapar de los parámetros racistas que la coordinan y de las fidelidades ideológicas ultranacionalistas a las que obedece, el indigenismo resulta ser viable en esta nueva arquitectura porque es un estilo abstracto y su geometría purista (taludes, basamentos, ejes y planos) es similar al canon racionalista establecido en los CIAM, porque es un imaginario económico y socialmente deseable en los proyectos oficiales para los espacios de salud, vivienda y educación, porque representa en términos identitarios al espíritu mestizo y porque exalta la gloriosa Antigüedad mexicana. ), Modernidad y arquitectura en México, México, Gustavo Gili, 1998. Es un error suponer que cuando Alfonso Gutiérrez escribió 1922 en la revista Arquitectura, «el ciudadano mexicano actual es la mezcla material, moral e intelectual de la raza española y de las razas aborígenes que poblaron el suelo mexicano» (Gutiérrez, 1922: 30) tiene en mente el mismo imaginario mestizo que Enrique X. de Anda que escribe ochenta años después «la cultura del México de principios de siglo [veinte] es heredera del mestizaje producido a partir de la conquista española del siglo dieciseis: lenguaje religión, sensibilidad artística y otros temas básicos que dan forma a la cultura mexicana moderna proceden de esta etapa de fusión racial». A partir de estas imágenes podemos comprobar que Salomé Piña, Gil Servin y José María Velasco establecieron la saga azteca como una temática de composición, y que en el reconocimiento físico de lo indio se desarrolló a partir de las lecciones de figura impartidas en cadáver en la Escuela de Medicina desde 1867 y al natural utilizando modelos reales, como también lo haría paisaje, las colecciones en las secciones de Antropología y Etnografía del Museo Nacional. Es decir, lo valenciano y español pueden pulsar al unísono. This text points out that the myth of the mestizo identity in architecture can´t support itself nowadays, when multiple identitary forms expressing throughout the nation shows that though it was imagined homogeneous in the XXth century, Mexico is considerably multicultural. Esta ha sido la suerte, por ejemplo, de la arquitectura del Estilo neocolonial ; (Lozoya, 2007: 227-241) un imaginario al que en cincuenta años se le han dedicado menos de una decena de textos relevantes, la incorrecta denominación de ornamentación y de estilo en el sentido pevsneriano y el carácter de conservadora, ecléctica, hispanista, vasconcelista, «un movimiento cuya idea fundamental era recuperar los valores criollos a través de ‘nuestra sangre e idioma’». This cultural and ideological modern conviction of a true Mexican architecture based on biocultural fusion of different and antagonic atemporal attributes of two races, has developed through an essentialist, and not historical, mental approach towards the constitution of nation in the XXth century. (Gregotti, 1972) En México, a la fecha, no se ha expresado una crítica equivalente para el corpus de la historiografía nacional en esta disciplina. Recibido, junio 30/2010 Concepto evaluación, abril 19/2011 Aceptado, mayo 22/2011 . Una respuesta sencilla : el diseño arquitectónico del pabellón para la Exposición de Río de Janeiro en 1922 fue el último en todo lo que restaría del siglo veinte, en el que se representaría en las exposiciones internacionales un mestizaje hispánico. 1989, p. 267-284. (Méndez Vigatá, 1998: 67) De hecho, la mayoría de los relatos finiseculares rehuyen el debate sobre las huellas históricas que permitirían reconsiderar, con los argumentos que esta tradición historiográfica provee, el protagonismo de un mestizaje fenotípicamente hispano en el México moderno ; y esto, es lógico. Esta en síntesis se imagina y se define históricamente como la representación de una existosa integración nacional bio-cultural ocurrida en los siglos coloniales entre los valores simbólicos, religiosos, morales, estéticos, sociales y políticos de la raza española, y el espíritu y sensibilidad indígenas manifestados a través de la habilidad técnica. Perdimos casi completamente nuestra profunda y espléndida originalidad para recibir a golpes la mediocridad greco-romana del Renacimiento a través de España”(Pellicer, 1923: 22). Si esto es así ¿hay alguna imagen mestiza en el último tercio del siglo diecinueve y principios del veinte en la Escuela de Arquitectura? 7  La tesis de Rutsch es opuesta a lo que la historiografía de la antropología ha sostenido, el que la antropología es hija de la Revolución (Rutsch, 2001). Si el historiador Manuel G. Revilla, autor de El arte en México en la época antigua y durante el gobierno virreinal (1893), impartió durante siete años consecutivos el curso de historia, es de suponer que en la copia de monumentos antiguos se incorporase, como ocurrió con la arquitectura colonial, los imaginarios indígenas. Lo mismo procuran y persiguen las manos morenas que pintan jarros y cazuelas, como las blancas manos virginales que en provincia deshilan los linos para el culto parroquial. ), Historia de la Arquitectura y el Urbanismo Mexicanos, Vol. En estos mismos terrenos, cuando las inmigraciones nahoas y olmecas se encontraron en el valle de México, en la pirámide de Cuicuilco, la más antigua cultura indígena del continente surgió de la contemplación de este paisaje y de este cielo. Si tal cosa se representa, se denomina no como una forma mestiza sino como una representación nacional con vocación cultural hispánica o europeista. 10Es decir, entre el último tercio del siglo diecinueve y principios del veinte la pregunta fundamental era cómo incorporar al indio al imaginario de la nación. 6  Esta idea se apoya en la información original sobre los certámenes académicos anuales y bienales entre los años de 1876 y 1896 y es demostrable fundamentalmente a partir de las pinturas de figura y paisaje que se conservan en las colecciones de pintura de historia y paisaje nacionalista mexicanos. Sin embargo, en el juicio de Bohigas «el falso caserío vasco, la casa de campo santanderina o la moderna barraca valenciana» representan una dualidad identitaria nacional(ista) entre las autonomías regionales y el Estado, que en México es imposible. No lo es únicamente, en todo caso. Sus líneas de investigación son Historiografía cultural de la arquitectura moderna e Identidad e imaginarios culturales arquitectónicos iberoamericanos modernos y contemporáneos. Es decir, representa al nouveau esprit nouveau del Estado mexicano y con esto en mente Carlos Lazo, director y administrador del proyecto arquitectónico de Ciudad Universitaria , esa macroparadoja urbana que no preocupa a Arredondo, lanzó a mediados de siglo a los vientos ancestrales del Valle del Anáhuac, las palabras inaugurales: México crucero geográfico de caminos, ha sido históricamente posible gracias a la colaboración de diversas fuerzas y culturas…México se ha edificado piedra sobre piedra…Ésta es una de ellas, por eso es un momento de México. DÍAZ DE LEÓN Jesús, Concepto de indianismo en México, Tip. 2Este mundo de relatos, por el contrario, atesora un sello de garantía de mexicanidad basado en el protagonismo del imaginario indígena en la forma mestiza ; una preferencia y construcción historiográfica que proviene de los relatos arquitectónicos de los años cincuenta. Se termina el siglo sin reconocer que el origen de aquello que esta historia entiende por mestizaje y su representación en el espacio responde a las preguntas nacionalistas de los años treinta y no de antes. Más aún, la constitución de la nueva imagen del indio fue indirectamente proporcional a la pérdida del poder simbólico y legitimidad de la previa imagen hispánica, siendo ambos imaginarios sujetos a transformaciones de índole racista. El indio, por más glorias prehispánicas que se le hubiesen inventado, no era visualizado como la forma identitaria representativa de las aspiraciones ideológicas y económicas del nacionalismo liberal de principios del siglo veinte. En el caso mexicano la identidad regional no es autónoma del gran relato nacionalista del Estado y las particularidades culturales se definen a partir de una distribución geográfica racial. 51, n° 2, Visiones de México, apr.-jun. Este telón de fondo no puede prescindir de un racismo positivo u optimista en el que se han dados tanto el desprecio racial a los indígenas como a las minorías extranjeras. (Díaz de León, 1911: 21) Es decir, la homogeneización racial, ese must del nacionalismo latinoamericano del siglo diecinueve, no existía aún a principios del siglo veinte y era una preocupación nacional de primer orden de la clase al poder. Johanna Lozoya, «El discurso sobre la identidad mestiza en la historiografía finisecular mexicana de la arquitectura», Amérique Latine Histoire et Mémoire. El texto persigue señalar que el mito esencialista y homogeneizador de lo mestizo, como representación de la mexicanidad es insostenible actualmente ya que las múltiples formas identitarias en el territorio denotan que la nación mexicana en el siglo pasado, si bien inventada homogénea, es considerablemente multicultural. La generación del cincuenta se ocupó de cambiar la reputación de la dama casándola con la arquitectura del Estado con toda la fidelidad requerida a un régimen de poder totalitario. El indio, declara diez años después el vocero de la Sociedad Indianista Mexicana en el Concurso Científico y Artístico del Centenario, el doctor Jesús Díaz de León, «no nos pertenece porque no nos entiende, y forma parte de una patria que ha conquistado con su sudor y su sangre pero no sabe lo que es». BRADING David, «Manuel Gamio y el indigenismo oficial en México», en Revista Mexicana de Sociología, Vol. ¿por qué se ha extraviado? La búsqueda es el rescate de la esencia perdida que se encuentra encapsulada dentro del mestizaje como si se tratase de la más pequeña de las figuras dentro de una secuencia de matrioskas francesas, estadounidenses y españolas. URL: http://journals.openedition.org/alhim/2994; DOI: https://doi.org/10.4000/alhim.2994, Universidad Nacional Autónoma de MéxicoDoctora en arquitectura e historiadora. Lo que nos trajeron los Destructores encabezados por el bestial Hernán Cortés distaba mucho de la superioridad a lo que había aquí. Los regímenes posrevolucionarios en México y su influencia en la arquitectura pública, 1920-1952», en Edward Burian (ed. Por ejemplo, la hacienda zacatecana o la villa yucateca de principios del siglo veinte se imaginan como arquitectura neocolonial zacatecana o arquitectura neomaya yucateca. ARAI Alberto T., Caminos para una arquitectura mexicana, México, UNAM, 1952. (Sanchez Guillermo, 2007) En todo caso, en las primeras décadas del siglo veinte, la constitución identitaria del país se percibía de una manera muy similar a la del último tercio del diecinueve, esto es decir, que no se consideraba a México racial y culturalmente homogéneo y se distinguía claramente la cohabitación de tres grupos nacionales significativos: indios, mestizos y blancos. 12Y digo mito, no en demérito de la destreza, que existe, sino porque es en torno a esta cualidad económico-técnica que el discurso arquitectónico de principios del siglo veinte le incorpora en una identidad mestiza blanca, como ejemplifica la última frase de esta cita de la La arquitectura colonial en México (1914) de Jesús Tito Acevedo, una de las primeras conferencias del Ateneo Mexicano. A partir de esta compleja forma identitaria que se imagina como una fusión biológica cultural de los atributos atemporales de dos razas antagónicas en todo sentido, se ha creado un sustrato mental esencialista que desconoce la naturaleza histórica moderna de esta forma en la invención de nación en el siglo XX. 9Mi hipótesis es que el imaginario arquitectónico de la Antigüedad se construyó, como el de la pintura de historia, a partir del juego a tres bandas entre el Museo Nacional, el Instituto Médico Nacional y la Escuela Nacional de Bellas Artes, y este juego se prolonga hasta mediados de los años treinta. lozoyameckes@yahoo.com.mx, Creative Commons - Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional - CC BY-NC-ND 4.0, https://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/, Referir-se a la nota en el catálogo OpenEdition, Política de Privacidad – Política cookies, Suscribimos a OpenEdition – Editado con Lodel – Acceso reservado, You will be redirected to OpenEdition Search, Amérique Latine Histoire et Mémoire. Perdimos casi completamente nuestra profunda y espléndida originalidad para recibir a golpes la mediocridad greco-romana del Renacimiento a través de España”, las huellas de la mano del indio en el arte del siglo XVI”, «El discurso sobre la identidad mestiza en la historiografía finisecular mexicana de la arquitectura». RAMOS Samuel, El perfil del hombre y la cultura en México, México,Colección Austral 1080, Espasa Calpe Mexicana, (1951)1998. (Lazo, 1983: 5). El esencialismo nacionalista tuvo sentido en los grandes relatos del siglo diecinueve y puede tenerlo en las ficciones literarias como El laberinto de la soledad, pero no debe ser el fundamento actual identitario de esta disciplina que además de artística, se asume social y científica. ), La arquitectura mexicana del siglo XX, México, CONACULTA, 1994. 1, n° 5, abril 1922. El matrimonio fue tan feliz que la historiografía nacionalista que le sostuvo, a la fecha, no ha sufrido crisis alguna. Mestizaje e identidad parecen estar vinculados en todos los sentidos. Investigadora Titular en el Centro de Investigaciones y Estudios de Posgrado de la Facultad de Arquitectura en la Universidad Nacional Autónoma de México. 1 El perfil del hombre y la cultura en México, (1951) de S. Ramos es citado tal cual en la obra teórica de A. T. Arai. TELLEZ PIZARRO, «Las ruinas de Mitla cración de una nueva Arquitectura nacional», en El Arte y la Ciencia, Vol. A fines del siglo veinte La Historia de la Arquitectura y el Urbanismo Mexicanos, obra de cinco volúmenes, se estructura a partir de este mismo esquema, al punto que, el tomo tercero del volúmen dedicado al periodo virreinal en el siglo dieciocho se tituló, «El surgimiento de una identidad»4. Lo que no asumieron entonces los críticos de la arquitectura y no se ha ventilado aún en los corredores historiográficos de esta disciplina, es que la hispanofobia inherente a este particular mito sobre el mestizaje se ha nutrido del indigenismo sufriendo el imaginario hispánico mexicano previo a los años treinta el mismo proceso de devaluación histórica que a partir del siglo diecinueve sufriera el indio. MANRIQUE Jorge Alberto, «El futuro radiante : la Ciudad Universitaria», en Fernando González Cortázar (coord. ARREDONDO Celia E., «La modernidad en la arquitectura de México. Como los españoles respetaron la vida por ende de almas que anidaban en la subjetividad indígena, por serles necesarios los brazos nativos para el trabajo de sustentación y para la reconstrucción del territorio conquistado, lo que sobrevivió a la Colonia no fueron las manifestaciones externas de las culturas indígenas, sino los cuerpos y las mentes de las razas indígenas, o sea, el mundo interior de éstas. Estos parámetros se han sustentado por lo menos durante medio siglo a partir de la convicción cultural e ideológica de que la «verdadera» arquitectura mexicana es la representación espacial de una identidad natural mestiza. Insiste en esto Jorge Alberto Manrique (1994) quien puntualiza que las sencillas formas precolombinas tienen más posibilidad, que las complejas novohispanas, de ser utilizadas en la arquitectura moderna, aunque, también aclara que «debe hacerse notar que se imitan las formas antiguas visualmente, pero no la función que aquellas tuvieron». El caso de la Ciudad Universitaria», en Edward Burian (ed. Investigadora Titular en el Centro de Investigaciones y Estudios de Posgrado de la Facultad de Arquitectura en la Universidad Nacional Autónoma de México. Lo nacional, aclara «se había decantado a lo largo de los siglos y se mostraba refractario a lo actual», mientras que lo moderno, parecía carecer de origen, de raigambre, de nacionalidad. AGUIRRE BELTRÁN Gonzalo, «Oposición de raza y cultura en el pensamiento antropológico mexicano», en Revista Mexicana de Sociología, Vol. 31, n° 1, jan.-mars, 1969, p. 51-71. Considero que este imaginario indigenista también afecta al arquitectónico pero esto lo sostengo a partir de otras fuentes icónográficas (sobre todo arquitectura temporal y funeraria) ya que los trabajos de arquitectura que se presentaron para estos certámenes aparentemente se han perdido y la documentación escrita no hace explicito el imaginario solicitado. MÉNDEZ VIGATÁ Antonio E., «Política y lenguaje arquitectónico. REYES VALERIO Constantino, Arte Indocristiano. Estos parámetros se han sustentado por lo menos durante medio siglo a partir de la convicción cultural e ideológica de que la «verdadera» arquitectura mexicana es la representación espacial de una identidad natural mestiza. 8  Entre 1867 y 1910, los tres o cuatro primeros años de las carreras artísticas se cursaban en la Escuela Nacional Preparatoria. 6Es decir, la Revolución, que sin lugar a dudas cambió el espectro de cuestionamientos culturales en el pais, no lo hizo todo. Nuevos enfoques, nuevos resultados», en Nuevo Mundos Mundo Nuevos, n° 7, 2007. RUTSCH Mechthild, «Ramón Mena y Manuel Gamio…», en Relaciones 88, otoño 2001, Vol. (Aguirre Beltrán, 1969: 65) En la obra teórica de A. T. Arai se hace manifiesto que el argumento mestizo indigenista con el que se inicia este texto se ha consolidado. ), Modernidad y arquitectura en México, México, Gustavo Gili, 1998, p. 91-107. La respuesta es una y notablemente compleja : la identidad extraviada no es la forma mestiza sino el espíritu de esta forma, esa ánima motora a partir de la cual se identifica lo verdaderamente mexicano. El obrero mexicano tiene una característica fundamental que yo llamaría facultad asiática y que consiste en una exquisita habilidad para trabajar con finura y primor, y en casi todos sus poros, una reducida porción de materia. El mestizaje, por legítimo derecho natural, era por parte materna el heredero espiritual de un pasado prehispánico glorioso, y por parte paterna, el heredero ideológico de la República independiente. (Lozoya, 2007: 488-520). El para qué, era más claro ; se tenía el argumento político ideológico prototípico del nacionalismo, la urgente necesidad de integrar a todos los connacionales en un escenario homogéneo, y se tenía el argumento económico que ya se había expresado desde las políticas de migración-mestizaje juaristas como una opción para crear pequeños propietarios de bienes raíces. LAZO Carlos, Piedra sobre piedra. Pero esto no es del todo cierto, hace cuarenta años Vittorio Gregotti, por mencionar un grande de la critica italiana de los sesenta, ponía sobre la mesa del debate historiográfico el que la interpretación historicista de los fenómenos, prescindiendo de sus méritos, había terminado por presentar toda la historia como autojustificación «una inmensa tautología que puede transformarse en una forma de parálisis». 4  No se publicaron los dos volúmenes pensados para el mundo prehispánico, con el que se formaría una colección de siete documentos, pero la inclusión de estos en el relato nacional es indicativo de que no se ha trascendido el esquema del gran relato nacional de mediados del siglo veinte(Chanfón, 2005). En consecuencia la imagen del mestizaje se define por el enaltecimiento de una u otra de esas partes estructurales raciales generando un imaginario en perpetuo estado de desigualdad. Veámoslo a partir de la herencia materna, que tenía lo suyo, ya que en el último tercio del siglo diecinueve la Escuela Nacional de Bellas Artes tenía muy claro que la representación del glorioso pasado indio no era la misma que la imagen del indio ladino, flojo y alcohólico que se supone transitaba por las calles como un monumento al antiprogreso. Entre medio, las políticas socioeconómicas raciales del liberalismo juarista y su proyección cultural en las instituciones científicas, la rectoría de la antropología médica positivista en la educación oficial y de la Escuela de Bellas Artes, la proyección hispanista de la antigua Sociedad de Arquitectos e Ingenieros, la hispanofilia nacionalista del recien formado Ateneo Mexicano con demasiados literatos y un par de arquitectos poetas, y si esto no fuese poco, todo esto al ritmo de una lucha feroz entre dos proyectos modernos posrevolucionarios de nación en los años veinte que no se habían medido las fuerzas desde la monarquía imperial. De acuerdo con los resultados de la investigación, en este rango de edad no sólo tiene lugar una . Entre medio y estorbando, la Colonia ; una etapa en la que no se logra la unificación racial ni cultural de la patria y en la que, se dice, la arquitectura es ajena hasta mediados del dieciocho a una «conciencia nacional». Esta característica es absolutamente general y la poseen en mayor o menor grado de virtuosismo todos los que aquí trabajan con sus manos. ), La arquitectura mexicana del siglo XX, México, Conaculta, 1994. «La energía de resistencia» dice en Los grandes problemas nacionales se siente «palpitar» en los indios pero se manifiesta en el creciente desarrollo del mestizo». (Lozoya, 2005: 305-317) Este imaginario, explica Celia Arredondo (1998) en su reflexión sobre la Ciudad Universitaria inaugurada en 1950, representa al nuevo hombre, al nuevo ambiente que a través de la estética moderna podría conciliar las diferencias abismales y las contradicciones del país ; «el hombre sueño de México debía representar la paradoja de ser, simultáneamente, moderno y mexicano, internacional y nacional». ¿Es que es más frágil la identidad metanacional que la nacionalista? 11Ahora bien, en la Escuela de Arquitectura había un lugar para la invención de este indio renovado. A partir del Plan de Estudios de 1910, la historia patria se incorporó a los últimos semestres impartidos en la Escuela Nacional de Bellas Artes. Este podría reposicionarse en el engranaje del progreso nacional y denominarse connacional sólo en la medida en que se sometiera a un proceso modernizador, civilizatorio, y esto sólo se imagina a través del mestizaje. (Telles Pizarro, 1902: 50) Quedaba flotando en el ambiente de aquellas aulas la consigna general de que el progreso no se tapaba con fachadas indias, mientras que hasta 1896, los salones académicos habían expuesto año tras año una pintura de historia fundamentada en episodios prehispánicos sacados de los grandilocuentes relatos de José María Roa Barcena y Francisco Pi y Margall5 ¿Es esto una contradicción? Si la imposición oficial de una homogeneización racial en la imagen mestiza como forma ciudadana representativa, se construye en los relatos arquitectónicos entre la tercera y quinta décadas del siglo, el problema de la representación del carácter nacional había preocupado al gremio desde mediados del siglo diecinueve. ¿dónde puede estar? A pesar de que la educación histórica de este gremio se centraba en la Historia de las Bellas Artes y la historia patria se impartía en la Escuela Nacional Preparatoria8, esto al menos hasta 1910, las historias que llegaban a sus manos en las aulas académicas no eran sólo las obras universalistas de Fontroy, de Manjarrez o de Bayés autorizadas por la Junta Directiva de Instrucción Pública. LOZOYA Johanna, « La invención de una arquitectura censurable : la imagen del Estilo necolonial en las historias mexicanas de la arquitectura a fines del siglo XX», en Imágenes perdidas : censura, olvido, Buenos Aires, Centro Argentino de Investigadores de Arte, 2007, p. 227-241. El resucitar esta idea ilustrada que no sólo se había llevado a la práctica en el siglo dieciocho sino que había sido el argumento principal para fundar la Real Academia de las Bellas Artes de San Carlos, permitió en términos de imaginarios históricos que se remozase la proverbial natural destreza de las manos indígenas. InicioNúmeros16El discurso sobre la identidad me... El artículo es una reflexión sobre los parámetros identitarios nacionalistas que la historiografía mexicana de la arquitectura preserva a fines del siglo XX. Identidad étnica importa más a niños negros y mestizos que a los blancos. (Brading, 1989: 269) A esta generación se debe la creación de una imaginario nacionalista singular, algo así como un funcionalismo con espíritu indigenista que en los años ochenta Kenneth Frampton prefirió llamar con la no menos bizarra denominación de regionalismo crítico. El argumento de la capacidad técnica indígena elimina la visión determinista o selección biológica pero tendrá dos expresiones paradigmáticas : una, en la teoría de la raza cósmica que Vasconcelos desarrolla en la década de los veinte y que no elimina el factor de superioridad o inferioridad de una raza sobre otra, y otra, por ejemplo, en el argumento educativo de Nicolás Mariscal, director de la revista el Arte y la Ciencia, profesor de Teoría de la arquitectura en la Escuela Nacional de Bellas Artes y miembro de la Asociación de Ingenieros y Arquitectos que expresó en Concurso Científico y Artístico del Centenario : Las causas políticas, económicas y morales, de la misma manera y por idéntica lógica son [en relación a la geográfica y etnológica] el resultado de una indolencia que sueña constantemente dentro de una misma e invariable geografía, dentro de una misma e invariable etnología ; por consiguiente, si hay lógica, el hecho de establecer causas geográficas y étnicas de impotencia para el progreso, aniquila, reduce a cero toda energía capaza de hacernos más sabios, más artistas y más políticos en el sentido de avanzar en la educación y mejora del espíritu patrio [...] Salta a los ojos la contradicción de esa pseudociencia inhumana, cruel, que sin fenómenos comprobados, ni leyes establecidas, condena a millones de hombres al eterno tormento, a la eterna desesperación, por una impotencia irrevocable como el destino, partiendo de arcanos geográficos, de la prehistoria de las razas [...] que según un cierto programa constitucional conocido podríamos denominar : ¡indiología, mestizología, mulatología y negrología; indiografía, mestizografía, mulatografía y negrografía! La Patria no se hace copiando sino creando y aquilatando las verdaderas tradiciones del arte mexicano, que ha sido siempre un gran arte. Estamos construyendo una universidad en el mas amplio sentido, integrando el pensamiento, la esperanza y el trabajo de todos a través de la cultura. This articles deals with nationalist identitary issues in contemporary Mexican historiographies of architecture, such as the mestizo nature of the so called mexicanidad. La imagen más completa de este espíritu se puede encontrar ya en 1952, en Caminos para una arquitectura mexicana de Alberto T. Arai, arquitecto al que paradójicamente no se le ha dado suficiente atención como teórico. La Escuela de Arquitectura, como la de Pintura, Escultura y Grabado, se empeñó en imaginar un mundo prehispánico a la altura de sus compromisos ideológicos con el Museo Nacional y con la Escuela Preparatoria. La Patria no se hace copiando sino cr, Mexico ha empezado su mexicanización. La Escuela Nacional de Bellas Artes había dejado de ser, oficialmente, la Academia de Bellas Artes de San Carlos en 1867 cuando la Ley Orgánica de Instrucción Pública le inscribió dentro del sistema de escuelas nacionales subordinadas a los fines y proyectos del Estado. Sus líneas de investigación son Historiografía cultural de la arquitectura moderna e Identidad e imaginarios culturales arquitectónicos iberoamericanos modernos y contemporáneos. En los años veinte explica R. Vargas que incluso los arquitectos más refractarios al proceso revolucionario encontraban en la tradición colonial un acervo formal inexplorado y promisorio de nuevas creaciones, pero en el que pronto reconocieron la imposibilidad de responder a las necesidades de la vida cotidiana porque «el México del segundo cuarto del siglo XX ya no se identificaba con la forma de entender la habitación en tiempos de la Colonia». El consenso fue resaltar historiográficamente los highlights mestizos de la arquitectura colonial, como el arte indocristiano del dieciseis3 o el barroco de fines del dieciocho, a manera de puentes colgantes entre la arquitectura de la nación mestiza independiente y de la nación indígena prehispánica. (Anda, 1990: 55-56) Para el primero, las formas identitarias culturales predominantes no son el indigenismo ni el mestizaje con las características señaladas, sino múltiples formas hispánicas que representan una identidad nacional concebida como parte de la raza española. La historiografía mexicana ha evitado ostensiblemente reparar en que este esencialismo insostenible por donde se le vea, ha tenido consecuencias culturales y políticas graves para la arquitectura escrita y edificada nacional a lo largo de la segunda mitad del siglo veinte . El choque de ambas no ocasionó la desaparición total de una y el entronizamiento completo de otra. VARGAS SALGUERO Ramón, «El imperio de la razón», en Fernando González Cortázar (coord. Seguramente se le ocurrió a él, o quizás al pintor Adolfo Best Maugard, cuando posaron sus ojos críticos en la pintura de historia que su amigo Diego Rivera desarrollaba en las decoraciones murales del Palacio de Educación Pública. Lo que nos trajeron los Destructores encabezados por el bestial Hernán Cortés distaba mucho de la superioridad a lo que había aquí. (Vargas Salguero, 1994: 94) Si existe tal incompatibilidad entre las formas identitarias nacionales y la modernidad, idea en la que no entraré por la brevedad del texto pero que quede expreso que es un sinsentido filosófico recurrente en esta historiografía, ¿por qué es viable a partir de imaginarios indigenistas y no lo es con los hispanistas? 7El mito del mestizaje en los relatos arquitectónicos desde los años cincuenta hasta la fecha, se sustenta en la invención de un relato lineal, coherente, progresista y progresivo. 13No es la recuperación de una memoria o de una serie de memorias lo que obliga a una revisión íntima, descarnada, de la genética del mestizaje en las historias de esta disciplina. ____________, «La arquitectura como poder y el Estado como imagen: imaginarios modernos arquitectónicos en el totalitarismo mexicano, 1950-1970», en Jean Claude Seguin y Phillipe Merlot, Image et Pouvoir, Lyon, Université Lumiere, 2005, p. 305-317. Escultura del siglo XVI en México, México, INAH, 1978. El olimpo prehispánico con sus tlatoanis heroicos y sus jardines edénicos, son la invención del Museo Nacional, del Instituto Médico Nacional, de la Escuela Nacional Preparatoria y de toda una serie de instituciones del Estado que apuntalaron en el último tercio del siglo diecinueve la proyección de nación a partir de la antropología médica positivista. (Acevedo, 1920: 137-138). Otros grupos connacionales, como la población africana , asiática, europea o estadounidense asentada en el país desde el siglo diecinueve unos y desde el dieciocho otros, no se incluyen en este imaginario mestizo. Actualmente es responsable del proyecto de investigación Identidad e imaginarios culturales en la arquitectura iberoamericana del siglo XX con las investigaciones en curso «Imaginarios hispánicos en la historiografía arquitectónica mexicana» y «Repensando frontera a partir de las arquitecturas iberoamericanas de la migración». ), Imágenes e imaginarios sobre España en México. Las formas que la componen son únicamente las razas indígenas, en su pluralidad, denominadas también aborígenes, culturas prehispánicas o etnias, y la raza española que en su singularidad va más allá de un denominación de sangre y engloba la triada de cultura, religión y lenguaje. ACEVEDO Jesús, «La arquitectura colonial en México», en Disertaciones de un arquitecto, México, Biblioteca de Autores Mexicanos, Ediciones México Moderno, 1920. Bajo este punto de vista, el que el mestizaje se establezca hasta los años treinta implica que la frontera cultural imaginada entre la identidad nacional porfirista y la posrevolucionaria, al menos en cuanto a la arquitectura se refiere, no se establece en los primeros quince años del triunfo de la Revolución, como se señala en la cronología de la nación revolucionaria, sino prácticamente tres décadas después. Los mexicanos tienen, dice el diario cubano de El Faro de la Habana en 1834, «el merecido concepto de ser muy hábiles en las artes de la imitación», una característica que ya había argumentado Palafox en el siglo diecisiete como una disposición civilizada de los indios y que cuatrocientos años después seguía dando frutos porque el mito de la destreza india va de la mano con la imagen del indio manso, del ser abrumado por su marginación pero noble, paciente y espiritual. 3  Esta denominación la utiliza a fines de los setenta para referirse a “las huellas de la mano del indio en el arte del siglo XVI” (Reyes Valerio, 1978). Bajo mi punto de vista, el imaginario arquitectónico sobre esta Antigüedad se plasma no como un catálogo de formas geométricas o un estilo historicista, o al menos, esto no me resulta lo más significativo, sino como una proyección indigenista mucho más interesante: la incorporación del indio contemporáneo al discurso arquitectónico a partir de la manifestación moderna de su destreza técnica. BOHIGAS Oriol, Modernidad en la arquitectura de la España republicana, Barcelona, Tusquets, 1998. Este no fructificó como representación moderna nacionalista, nos dice, porque, «lo nacional y lo moderno eran aspectos recíprocamente excluyentes». Esto y toda una serie de complejísimas invenciones y destrucciones al interior de la historia de la arquitectura en las que este brevísimo texto sólo se referirá a una. Doctora en arquitectura e historiadora. 2  La cita completa es : “Mexico ha empezado su mexicanización. Si a inicios del siglo XXI un número considerable de historias mexicanas de arquitectura nacional consideran que las identidades no son negociables, tendrán que negociarse entonces las ideologías. Esta forma primigenia sólo se visualiza a partir de la expresión de un fenotipo espacial indio ; la idea de un mestizaje arquitectónico blanco, valga esta expresión, es inconcebible. Así se produjo una etapa de la historia en la que acabaron por convivir armónicamente los rasgos anímicos supervivientes de los indios, junto con las cosas exteriores, materializadas de la cultura española, es decir, junto a las obras importadas de ultramar e impuestas a la fuerza. Esta forma, sin embargo, no se imagina homogénea sino como dos formas raciales y culturales completamente distintas entre sí, inclusive antagónicas, que cohabitan sin ser pares culturales. FRAMPTON Kenneth, Historia crítica de la arquitectura moderna, Barcelona, Gustavo Gili, 10ª edición, 2000. Lo increíble es que no. Un estudio realizado por la Universidad de Washington ha explorado la percepción que los niños de 7 a 12 años tienen acerca de su propia identidad de género y etnia. II, T. III, México, UNAM, 2005. La historia es que en este Yo, anida la subjetividad indígena que resiste rodeada de una serie de círculos concéntricos de colonizaje: (…) la Nueva España, o el mal llamado México Colonial, prontó llegó a adquirir una fisonomía propia e inconfundible, un sello indeleble que aún perdura en muchos aspectos en nuestros días, debido al mestizaje cultural del espíritu subjetivo del indio con el objeto de factura español: mestizaje que se efectuó paralelamente a la mezcla racial de ambos pueblos, lo indio y lo hispánico. Les Cahiers ALHIM, El discurso sobre la identidad mestiza en la historiografía finisecular mexicana de la arquitectura, Mexico ha empezado su mexicanización. CHANFON Carlos (coord. El mestizaje digamoslo así, era una opcion para los indios, una forma de civilizar a la barbarie; su fin no era la constitución del ser ciudadano representativo de la nación, sino el mejoramiento racial y cultural de un tipo de ciudadano en concreto. En cada país, la palabra tiene una historia diferente. XXII, p. 81-118. Actualmente es responsable del proyecto de investigación Identidad e imaginarios culturales en la arquitectura iberoamericana del siglo XX con las investigaciones en curso «Imaginarios hispánicos en la historiografía arquitectónica mexicana» y «Repensando frontera a partir de las arquitecturas iberoamericanas de la migración». El concepto de mestizo es un concepto social que se aplica a determinadas personas, aquellas que han nacido como fruto de la unión de dos personas de diferentes etnias. MARISCAL Nicolás, «El Arte en México», en Arquitectura, Arte y Ciencia, CONACULTA, n° 8, 2003, p. 51-63. En esta crítica, en cuanto a nacionalismo se refiere, se encuentran huellas ideológicamente heterogéneas entre sí que van desde la filosofía pscicocultural de Samuel Ramos1 al pensamiento histórico marxista de Rafael Ramos Pedrueza y Gilberto Layo, el antipositivismo de Antonio Caso o la línea antropológica de Manuel Gamio, de cuyo indigenismo en la década de los veinte, opina acertadamente David Brading, fue, más que un fin, el medio a partir del cual se incorporó a los indígenas a la sociedad nacional; aunque para ello, insiste el historiador, en lugar de reforzar, se requiriera destruir la cultura tradicional de las comunidades indígenas ofreciendo como paliativo las glorias del pasado. A tal punto ha sido operativa la unión del indigenismo nacionalista del Estado con las historias de la arquitectura en México, que eso que sus páginas denominan la tradición, entiéndase en entrelíneas el mestizaje, es una esencia nacional natural que se pierde en la bruma de los tiempo porque, increíble como parezca, la mayoría de los relatos finiseculares desconocen, o prefieren desconocer, el concepto de invención de a partir del cual actualmente resulta casi imposible incursionar en problemas de nación, identidad o tradición en las ciencias sociales y en el arte. Esta habilidad, que era sólo una habilidad a inicios del siglo veinte, se transformará en el imaginario arquitectónico de la década de los treinta en la imagen del espíritu indígena al interior de la forma mestiza, un argumento de corte positivista spenceriano en el que no es el desenvolvimiento lo que diferencia a las razas sino sus capacidades. Podría argumentarse que el imaginario de esta modernidad monopólica, una forma identitaria tan compacta como la nacionalista, con el fin de la Guerra Fría ha sido sometido internacionalmente a una deconstrucción historiográfica. Les Cahiers ALHIM [En línea], 16 | 2008, Publicado el 07 diciembre 2009, consultado el 10 enero 2023. En los países hispanohablantes, "mestizo . Es decir, periodos de afascia identitaria, como si tal cosa existiese, como el Porfirismo (1877-1910) o la década de los veinte, que son presa de formas ajenas e incluso enemigas en los que la verdadera identidad se extravía. Todo lo contrario. Este periodo de extraordinario desarrollo nacional en proyectos urbano-arquitectónicos del Estado se fortaleció de los relatos de una generación de historiadores y teóricos de la arquitectura mexicana que a través de las múltiples revistas de arquitectura que se publicaron en el periodo como nunca antes, se erigieron como críticos de la nuevas formas abstractas mexicanas. La Patria no se hace copiando sino creando y aquilatando las verdaderas tradiciones del arte mexicano, que ha sido siempre un gran arte. de la Viudad de F. Díaz de León, 1911. GUTIÉRREZ Alfonso, «La casa», en Arquitectura, Vol. Resumen El artículo es una reflexión sobre los parámetros identitarios nacionalistas que la historiografía mexicana de la arquitectura preserva a fines del siglo XX. La construction sociale de l'espace : pratiques et représentations urbaines au Chili au XXe siècle, Territoires féministes en Amérique latine : voix périphériques II, Territoires féministes en Amérique latine : voix périphériques, Réseaux de savoirs scientifiques et médicaux en mouvement entre le Cône sud et l'Europe (XVIIIe - XXe siècles), Les crimes des dictatures en Amérique latine : poursuites judiciaires et mémoires sociales, Transferts internationaux et locaux, de pratiques et représentations en Amérique latine, Los pueblos indígenas de “Nuestra América” en el siglo XX, Cultures musicales en Amérique latine : circulations, (ré)appropriations, héritages, La Nation en fête en Amérique latine (XIX-XXIe siècles), Partis, mouvements et organisations patronales: les droites dans le Cône Sud latino-américain (1950-2016), Femmes latino-américaines en contextes de migrations : partir, rester, revenir, La représentation des violences de l’Histoire dans les arts visuels latino-américains (1968-2014), La transformation de l’espace urbain en Amérique Latine (1870-1930) : discours et pratiques de pouvoir, Construction de l'État-Nation et développement économique et social au Chili (1811-1976), Les migrations indigènes latino-américaines dans le contexte de la globalisation, Réalités et défis du syndicalisme en Amérique latine, De l’âtre à l’autel : Nourritures rituelles amérindiennes (Mexique, Guatemala), Espaces de la citoyenneté en Amérique latine, Migrant.e.s latino-américain.e.s dans les années 2000 : crises, défis, enjeux, Migrations et violence(s) en Amérique latine, Regards sur deux siècles d'indépendance : significations du Bicentenaire en Amérique latine, Les limites de l'interculturalité en Amérique latine aujourd'hui, Flux migratoires du XIXe et XXe siècles en Amérique latine, La question libérale en Argentine au XIXe siècle, Identités : positionnements des groupes indiens en Amérique latine, Migrations Etats-Unis Mexique terre d'accueil, Migrations dans les Andes, Chili et Pérou, Migrations en Amérique Latine: la vision de l'autre, A digital resources portal for the humanities and social sciences, Enviar el documento por correo electrónico, Catalogue of 605 journals.
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